Las primeras bebidas energizantes o “energy drinks” (por su nombre en inglés), aparecieron en Europa en la década de los 80’s. Hoy en día existen en el mercado mundial cientos de marcas distintas, siendo las más conocidas: la Red Bull (Toro Rojo), Power Horse (Caballo de fuerza), Red Devil (Demonio rojo), Battery (Batería), entre otras.
Originalmente las bebidas energéticas “fueron creadas para incrementar la resistencia física, proveer reacciones más veloces a quien las consumía, lograr un nivel de concentración mayor, evitar el sueño, proporcionar sensación de bienestar, estimular el metabolismo y ayudar a eliminar sustancias nocivas para el cuerpo”, (web.usbmed.edu.co)
Las bebidas energizantes son bebidas estimulantes, y aunque inicialmente fueron utilizadas por deportistas, hoy en día su consumo se ha popularizado entre los jóvenes, quienes las toman para “el levantón”, como muchos le llaman, es decir para lograr mantenerse despiertos, ya sea para prepararse para un examen o simplemente “para aguantar más” para la diversión.
Los efectos de estas bebidas dependen de la susceptibilidad de quien las consume, pero en general se ha visto que tras unas horas después de haberlas ingerido, pueden aparecer: dolores de cabeza, dilatación de pupilas, taquicardias, intoxicación, hipertensión arterial, vómitos, nerviosismo e hiperactividad, entre otros.
Aunque no existen estudios exhaustivos y determinantes sobre la influencia de las bebidas energizantes en la salud, es mejor prevenir que lamentar, pues estas bebidas pueden tener efectos dañinos para tanto en la salud física como mental, especialmente al combinarlas con bebidas alcohólicas u otras drogas, o bien por su consumo desmedido.
El principal peligro de las bebidas energizantes no radica en su consumo eventual, sino en el consumo excesivo y al combinarlas con bebidas alcohólicas u otras drogas, para fabricar los denominados “cocteles”. Lo cual pueden tener efectos dañiños en la salud física y mental, pudiendo dañar el sistema nervioso central, afectar las funciones cardíacas e incluso provocar la muerte.
Es por eso que en muchos países instituciones dedicadas a la protección contra riesgos sanitarios, recomiendan que estas bebidas energizantes no sean consumidas por menores de edad, por mujeres embarazadas o que estén dando de lactar, que no se mezclen con bebidas alcohólicas y que no se exceda su consumo.
Otros países están trabajando también en proyectos de ley para regular el consumo de estas bebidas y en campañas de concientización entre adolescentes y jóvenes, pues consideran que la simple prohibición no solucionaría el problema
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